Una vez un chico de treinta años que trabajaba en una empresa de publicidad obtuvo un ascenso y por ello debía tener una idea para un anuncio de cerveza, el chico estaba muy feliz con su puesto así que empezó a pensar. Estuvo un fin de semana pensando sin obtener ninguna idea hasta que el lunes por la mañana, yendo hacia la oficina, vio a un vagabundo pidiendo, pero a él le pareció mas bien como si estuviese adorando al vaso en el que algunas personas le dejaban dinero. Al chico le vino la inspiración el anuncio sería así: Un vagabundo un perro y un gato en posición como si adoraran al vaso, este vaso sería de cerveza y el anuncio querría decir que hasta los gatos y los perros adoran esta cerveza. Pensando esto el chico le pidió al vagabundo que fuese con él. El vagabundo aceptó.
Llegaron a la oficina y el chico le explicó la idea a su jefe. A su superior le pareció una magnífica idea y entonces empezaron a trabajar.
Consiguieron un gato y un perro adiestrados, fueron al estudio y empezaron a grabar. El anuncio quedó estupendo y en cuanto salió en la televisión subieron mucho las ventas de esta cerveza y el dueño de la marca fue específicamente a darle la enhorabuena.
Al ver esto muchas empresas acudieron allí para hacer sus anuncios y el chico siguió creando.
Después de un año él era muy importante para la compañía y vivía feliz en una casa con su mujer.
Pasó el tiempo y el hombre ya tenía dos hijas mayores a las que había enseñado todo lo que sabía sobre publicidad. Las dos se dedicaron a hacer anuncios. El padre se jubiló y vivió el resto de su vida feliz y orgulloso de sus hijas.
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