lunes, 21 de junio de 2010

Cuento de junio


Eran las once de la mañana el día dieciséis de junio. Yo, tenía sesenta años y me encontraba en mi habitación, una habitación un poco pequeña pero muy agradable y con lo suficiente para poder hacer uso de ella. En esta tenía una mesilla de noche de madera, encima de la mesilla una lamparita para leer y un reloj de bolsillo que me regalo mi padre cuando era pequeño. En la habitación también había una cama de matrimonio puesto que había tenido una mujer, aunque ella me dejara por un hombre más alto y entretenido, pero eso no viene a cuento en esta historia.
El caso es que estaba allí cuando de repente sonó el teléfono, fui a cogerlo y era un hombre que me dijo que si quería ir al periódico esa tarde para hacerme una entrevista sobre lo que había pasado en la guerra. Yo respondí que si, y él me dijo que fuera a las seis a la calle Argenta número cinco.
Así pues a las cinco de la tarde ya estaba yo preparado delante de la puerta para que un taxi me llevara a la dirección que el hombre del teléfono me había dado.
Cuándo llegué allí un hombre me recibió y me llevó a una sala, nos sentamos en dos sillas que había y comenzó la entrevista:
-Se llama usted José María Gracia ¿verdad?
-Si así es.
-¿Podría usted decirme que edad tiene?, si no es molestia.
-Por supuesto que no es molestia. Tengo sesenta años.
-¿Y con qué edad tuvo que ir a la guerra?
-Fui con veinte años, para aquellos tiempos no demasiado joven.
¿Qué experiencia sacó usted de la guerra?
-Cualquier persona en su sano juicio te diría que de la guerra no se sacan experiencias y que fue horrible vivir aquello, pero yo era un chico joven y valiente que sacaba cosas buenas de todas partes y en la guerra hice amigos, no todos sobre vivieron, ni todos se quedaron aquí pero algunos sí y sigo manteniendo relación con ellos. Pero sin duda lo que más me sorprendió de la guerra es como pueden llegar a reaccionar las personas cuando se encuentran en una situación de pánico.
-Parece que no sufrió tanto en la guerra, y después de esta, ¿estudió y creó una familia?
-Hombre sufrir, sufrí, pero no tanto como otros y sí, después de la guerra estudié psicología para entender más la mente humana y no, no creé una familia, tuve una mujer, pero esta me dejó así que no se puede decir que haya tenido familia más que hasta los veinte años.
-¿Por qué razón aceptó hacer esta entrevista?
-La acepté porque como no tengo familia no le he contado a nadie mi experiencia y no me quería morir sin que nadie la escuchara
-Muchísimas gracias por venir y dedicarnos su tiempo.
-De nada ha sido todo un placer.
A los dos días compré el periódico y me encontré con mi entrevista con un comentario del periodista en el que decía que le asombraba mi valentía y mi capacidad para afrontar los problemas yo me sentí muy orgulloso y fui a contárselo a mis amigos.

jueves, 10 de junio de 2010

Cuento de mayo- El Anuncio


Una vez un chico de treinta años que trabajaba en una empresa de publicidad obtuvo un ascenso y por ello debía tener una idea para un anuncio de cerveza, el chico estaba muy feliz con su puesto así que empezó a pensar. Estuvo un fin de semana pensando sin obtener ninguna idea hasta que el lunes por la mañana, yendo hacia la oficina, vio a un vagabundo pidiendo, pero a él le pareció mas bien como si estuviese adorando al vaso en el que algunas personas le dejaban dinero. Al chico le vino la inspiración el anuncio sería así: Un vagabundo un perro y un gato en posición como si adoraran al vaso, este vaso sería de cerveza y el anuncio querría decir que hasta los gatos y los perros adoran esta cerveza. Pensando esto el chico le pidió al vagabundo que fuese con él. El vagabundo aceptó.
Llegaron a la oficina y el chico le explicó la idea a su jefe. A su superior le pareció una magnífica idea y entonces empezaron a trabajar.
Consiguieron un gato y un perro adiestrados, fueron al estudio y empezaron a grabar. El anuncio quedó estupendo y en cuanto salió en la televisión subieron mucho las ventas de esta cerveza y el dueño de la marca fue específicamente a darle la enhorabuena.
Al ver esto muchas empresas acudieron allí para hacer sus anuncios y el chico siguió creando.
Después de un año él era muy importante para la compañía y vivía feliz en una casa con su mujer.
Pasó el tiempo y el hombre ya tenía dos hijas mayores a las que había enseñado todo lo que sabía sobre publicidad. Las dos se dedicaron a hacer anuncios. El padre se jubiló y vivió el resto de su vida feliz y orgulloso de sus hijas.

cuento de abril- Chailin


Hace veinte años en un pueblo perdido de china conocí a una niña, una niña de diez años delgada y hermosa. Cuando la vi, me pareció un fantasma estaba sentada en el suelo debajo de una mesa, pero me acerqué a ella y con el chino que sabía le pregunté que como se llamaba, me dijo que Chailin, al darme cuenta de que estaba sola le pregunté:

-¿Qué haces aquí tan sola?¿Dónde están tus padres?

Ella susurrando y con miedo dijo:

-Me han abandonado.Me dejaron aquí y se fueron a casa.

Yo, no sabía que hacer, pero cogí a la niña y me la lleve a casa. Luego me dí cuenta de que tenía que ir a la policía, se lo dije a Chailin y fuimos. La policía dijo que lo iban a investigar pero que mientras si me podía quedarme con la niña. Yo acepté.
Cuando volvimos empecé a charlar con Chailin. Le estuve haciendo preguntas y en resumen me contó que en su casa la maltrataban, que desde muy pequeña había tenido que trabajar. En casa tenía que limpiar y hacer la comida. También le hacían tejer ropa para sus hermanos y, fuera de casa, tenía que trabajar en la tienda de sus padres. Chailin dijo que lo hacía todo lo mejor que podía y que no entendía por qué sus padres le habían abandonado. Entonces yo le dije que yo no le haría trabajar, que conmigo sería una chica como las demás, que iría al colegio, que haría amigas y que iría con ellas a jugar. A Chailin se le iluminó una sonrisa en la cara. Ella siempre había deseado ser así. En el fondo no le gustaba trabajar tanto.
Así fue, la niña fue al colegio e hizo muchos amigos y un día llego una carta de la policía a casa. Esta decía que sus padres se habían mudado. No les encontraban por ninguna parte y, que si me quería quedar con Chailin, tendría que adoptarla, y que si no se la llevarían a un orfanato de mala muerte. Decidí adoptarla, pasamos lo diez años más bonitos de nuestras vidas.
Pero cuando Chailin iba a cumplir sus 21 años días antes aparecieron sus padres en la puerta de casa. Decían que lo sentían mucho por haberla abandonado, pero que se arrepentían y querían volver a vivir juntos. Chailin se lo pensó mucho, pero decidió que no quería volver con ellos, no quería arriesgarse.
Ya han pasado veinte años desde que la conocí y aquí seguimos, Chailin vive con su marido y con sus dos hijos en una gran casa, pero ella siempre viene los fines de semana a decirme lo mucho que me quiere y aprecia.