Eran las once de la mañana el día dieciséis de junio. Yo, tenía sesenta años y me encontraba en mi habitación, una habitación un poco pequeña pero muy agradable y con lo suficiente para poder hacer uso de ella. En esta tenía una mesilla de noche de madera, encima de la mesilla una lamparita para leer y un reloj de bolsillo que me regalo mi padre cuando era pequeño. En la habitación también había una cama de matrimonio puesto que había tenido una mujer, aunque ella me dejara por un hombre más alto y entretenido, pero eso no viene a cuento en esta historia.
El caso es que estaba allí cuando de repente sonó el teléfono, fui a cogerlo y era un hombre que me dijo que si quería ir al periódico esa tarde para hacerme una entrevista sobre lo que había pasado en la guerra. Yo respondí que si, y él me dijo que fuera a las seis a la calle Argenta número cinco.
Así pues a las cinco de la tarde ya estaba yo preparado delante de la puerta para que un taxi me llevara a la dirección que el hombre del teléfono me había dado.
Cuándo llegué allí un hombre me recibió y me llevó a una sala, nos sentamos en dos sillas que había y comenzó la entrevista:
-Se llama usted José María Gracia ¿verdad?
-Si así es.
-¿Podría usted decirme que edad tiene?, si no es molestia.
-Por supuesto que no es molestia. Tengo sesenta años.
-¿Y con qué edad tuvo que ir a la guerra?
-Fui con veinte años, para aquellos tiempos no demasiado joven.
¿Qué experiencia sacó usted de la guerra?
-Cualquier persona en su sano juicio te diría que de la guerra no se sacan experiencias y que fue horrible vivir aquello, pero yo era un chico joven y valiente que sacaba cosas buenas de todas partes y en la guerra hice amigos, no todos sobre vivieron, ni todos se quedaron aquí pero algunos sí y sigo manteniendo relación con ellos. Pero sin duda lo que más me sorprendió de la guerra es como pueden llegar a reaccionar las personas cuando se encuentran en una situación de pánico.
-Parece que no sufrió tanto en la guerra, y después de esta, ¿estudió y creó una familia?
-Hombre sufrir, sufrí, pero no tanto como otros y sí, después de la guerra estudié psicología para entender más la mente humana y no, no creé una familia, tuve una mujer, pero esta me dejó así que no se puede decir que haya tenido familia más que hasta los veinte años.
-¿Por qué razón aceptó hacer esta entrevista?
-La acepté porque como no tengo familia no le he contado a nadie mi experiencia y no me quería morir sin que nadie la escuchara
-Muchísimas gracias por venir y dedicarnos su tiempo.
-De nada ha sido todo un placer.
A los dos días compré el periódico y me encontré con mi entrevista con un comentario del periodista en el que decía que le asombraba mi valentía y mi capacidad para afrontar los problemas yo me sentí muy orgulloso y fui a contárselo a mis amigos.