Un día, mientras Antonio estaba comiendo con su familia, vio que venían unos caballeros. Todos se asustaron un poco. Un caballero llamó a la puerta. Antonio abrió.
El caballero dijo:
-Buenos días, buen hombre ¿es usted Antonio González?
-Sí, el mismo ¿que quería?
-Me han comentado que es usted artesano y que se le da muy bien.
-Me han comentado que es usted artesano y que se le da muy bien.
-Artesano soy, y lo hago lo mejor que puedo.
-Pues quería encargarle un tríptico de madera con motivo religioso ¿cree que podría hacerlo?
-Por supuesto.
-¿Cuándo tendré que venir a recogerlo?
-Venga dentro de tres semanas si no tiene ningún compromiso.
-No ninguno, dentro de tres semanas vendré a buscarlo.
Antonio acabó de comer y se puso a la tarea.
Después de dos semanas ya lo tenía casi terminado, le preguntó a sus hijas que, qué les parecía y ellas le respondieron que era la obra de mayor hermosura que había realizado.
Tres semanas después estaba acabado y apareció el caballero para recogerlo, el noble lo cogió sin mirarlo y le dio una gran bolsa de dinero por él.
Cuando el caballero llego al castillo y vio ese tríptico tan hermoso se asombró muchísimo y pensó que le había pagado muy poco, pero se dijo que no volvería a darle más. Al día siguiente todos los que vieron el tríptico dijeron que era hermosísimo con lo cual el noble decidió volver a la casa del artesano.
Llegó a la casa y Antonio abrió la puerta. El noble le dijo que era el mejor tríptico que había visto nunca y le dio el doble de dinero, también le pidió que se fuera a vivir al castillo. Antonio aceptó y desde entonces fue el artesano oficial del castillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario