martes, 7 de junio de 2011

EL NIÑO QUE SE CREÍA MAGO

Esto es la historia de un chico de 17 de años que no tenía amigos, por tanto, en su tiempo libre, se dedicaba a ver la televisión y pelis en el ordenador. Lo que mas le gustaba eran las de magos. Sus preferidas, las de Harry Potter.
Al principio era solo una afición, pero, a medida que pasaba el tiempo, había visto las pelis mil veces y le encantaba la idea de tener poderes. Tanto las veía que al final creyó que era un mago.
Los compañeros de clase pensaban que estaba loco y no era para menos. Llegaba a clase y en vez de abrirla decía "alojomora". Sus compañeros le seguían el rollo, así que le abrían la puerta sin que les viese, al parecer le parecía gracioso. Pasó el tiempo y Peter, que así es como se llamaba el chico, se lo tenía muy creído. Sus padres pensaron que no era una tontería de adolescente, así que lo llevaron al sicólogo.
Pero la cosa no mejoraba.
Hasta ahora no había hecho nada grave, pero un día estaba paseando por la calle con su madre, cuando, vio una mujer muy elegante que llevaba un carísimo anillo de oro con una esmeralda.
Peter recordó la escena de Dumbledore, con el brazo negro por el horrocruxe. De repente pensó que la mujer iba a morir por el anillo así que sin pensárselo dos veces, corrió hacia ella y se lo arrancó del dedo, lo tiró y lo pisó con todas sus fuerzas.
Afortunadamente no lo rompió. La madre se disculpó mil veces, pero la señora, que era muy orgullosa, dijo que le había hecho unos rasguños y les denunció.
La madre después de haber pagado cincuenta euros por la multa que le habían impuesto, decidió que era suficiente. Por ello, vendió la tele y sus películas y le puso contraseña al ordenador.

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